jueves, 11 de abril de 2013

LA MELANCOLÍA Y ESTADOS AFINES.

De los Estados de Melancolía, Autocomplacencia y Autocompasión.


La Psicología define y diferencia dos conceptos clave para entender la personalidad. El concepto de Estado y el concepto de Rasgo. Por estado se entiende aquel conjunto o repertorio de conductas, emociones y pensamientos que se retroalimentan y convergen en una misma dirección, pero que, a diferencia del rasgo no son consustanciales al individuo sino que son fruto de una reacción frente a una situación, y que permanecen por un espacio determinado de tiempo. El rasgo, al contrario del estado, es inherente a la personalidad del sujeto, estable y permanece en el tiempo indefinidamente.

Sin embargo, es frecuente observar como muchas personas ante ciertos estados- tales como los mencionados en el título de la presente nota-, aseveran que ellos son así. ¿a qué se debe este determinismo?. Fundamentalmente a que el individuo, necesita dotar de una explicación plausible a todos los fenómenos que suceden a su alrededor y especialmente a los que le atañen a él directamente, sobretodo los fenómenos de contenido emocional, cognitivo y comportamental. De modo que aseverando "yo soy así" creen cerrar un largo y espinoso proceso de introspección y análisis que en muchas ocasiones se asocia con penuria, esfuerzo y dolor emocional.

La comodidad se antoja pues, aquí la explicación de esta pequeña confusión y también la interiorización que el sujeto hace respecto a sus propios recursos y más concretamente de la falta de estos. Pero, ¿qué entendemos por un estado de autocomplacencia, autocompasion y melancolía?. Son tres estados diferentes y muy presentes en el repertorio emocional de las personas.

La autocomplacencia es la satisfacción por los propios actos y por la manera de ser, esto en sí mismo no tiene por qué ser intrínsecamente malo para el individuo, excepto si se aplica de forma sistemática e indiscrimanda, en tal caso estaríamos ante la pérdida de la objetividad y rayaríamos el narcisismo. Es propio de estos estados, el pensar que los demás no nos pueden ofrecer nada que ya no tengamos y que incorporar nuevas personas a nuestro entorno cercano solo puede acarrear dificultades y problemas. ¿ En qué me puede mejorar a mi esa persona?, ¿qué me puede aportar?, se entra en un circulo de costes-beneficios aplicados a las relaciones humanas.

La autocompasion por contra, es la lástima por uno mismo, el sujeto encuentra que es incapaz de cambiar su vida, su situación y bien se culpa a sí mismo o culpa a los demás acomodándose e instalándose en una penosa pero cómoda posición de víctima. Ambos estados, tienen un altísimo componente de aprendizaje basado en la inoperancia e incapacidad del individuo para cambiar o modificar su entorno y sus condiciones de vida, su origen está en la infancia y en los modelos de referencia interiorizados en esa etapa.

Por último, la melancolía, es la tristeza vaga, permanente y profunda que hace que el sujeto no disfrute de la vida, terminando por sentirse cómodo en esta situación, evitando cualquier intento de cambio. Para muchos, la melancolía no es un estado, sino un rasgo, dependerá de la estabilidad de los síntomas, y su mayor o menor cronicidad.
DE modo que, como podemos observar, las personas desarrollamos y desplegamos una serie de manifestaciones conductuales , emocionales y cognitivas más o menos estables con la intención de hacer frente a las demandas y exigencias de nuestro entorno, siendo unas adaptativas y positivas para el individuo y otras por contra claramente desadaptativas y peyorativas para la salud emocional y psicológica de este.

Al fin y al cabo, y acercándonos al modelo psicoanalítico, se trata de mecanismos de defensa interiorizados y perfeccionados por el sujeto a lo largo del tiempo, cambiarlos pasa por su cuestionamiento y análisis y por el desarrollo e implementación de nuevas respuestas mas adaptativas.

Ignacio González Sarrió.
Psicólogo. Psicoterapeuta y Perito Forense.
696102043.
 

viernes, 5 de abril de 2013

AGRESIVIDAD Y PAREJA: PSICÓLOGO EXPERTO.

Me llamo Ignacio González, soy psicólogo desde hace 15 años, experto en Psicología Clínica y Salud por la Universidad de Valencia, especialista en el tratamiento de la agresividad, celos y problemas de pareja. Tengo la Consulta en Valencia capital. 

Mi formación y método se centra en el tratamiento de la pareja o de la familia desde una perspectiva sistémica.

A lo largo de mi carrera profesional he realizado múltiples intervenciones tratando problemas de distinta índole, desde adicciones a trastornos de conducta, pasando por trastornos del estado de ánimo, fobias, trastornos de la personalidad, ansiedad y problemas relacionales con adultos, jóvenes y niños. 

Pueden ponerse en contacto directo conmigo a través del teléfono: 696102043.

 
O por correo electrónico: grupopsico@cop.es

 


 

Ignacio González Sarrió.

Psicólogo. Psicoterapeuta y Perito Forense. Psicólogo General Sanitario. Máster e Psicología Clínica y Salud. Máster en RR.HH. Experto docente. CAP. Diploma de estudios Avanzados. D.E.A. Doctorando en Psicología Jurídica.

jueves, 14 de marzo de 2013

LA ANSIEDAD Y SUS MANIFESTACIONES.

"El miedo al miedo o de la lucha contra los propios fantasmas y demonios".


La ansiedad es el "miedo al miedo". Está frase le resultará muy familiar a todas aquellas personas que la hayan sufrido alguna vez o que la estén sufriendo en estos momentos. Miedo al miedo o miedo a uno mismo en su relación con los demás, temor a la reacción de la gente, pavor a la excisión de uno mismo, a la desintegración de la personalidad, a la pérdida, al dolor, al daño y sus consecuencias.

La ansiedad aparece un día y lo hace para siempre, se instala y gobierna tu vida, basa su poder en su capacidad intrusiva e invasiva (-en su cortejo sintomático de caracter psicofisiológico-) y en la lucha de su huesped por mantenerla alejada. Es cierto, cuanto más lucha la persona por apartarla de su vida, más poder acumula, más fuerte se hace, más presencia tiene, por el contrario, "el hechizo se rompe" en el momento en que se decide asumirla como propia e integrada en el YO, al dejar de luchar y al dar a conocer a todo el mundo que se sufre de ansiedad.

Tengo ansiedad!, disculpa pero no te puedo contestar como quisiera porque estoy teniendo un momento de angustia!, etc.

Ventilar las emociones, -hacerlas participes, compartirlas, no negarlas, no avergonzarse, no tratar de esconderlas, de ocultarlas-, crea y genera un estado que invierte el mecanismo que retroalimenta el proceso de la ansiedad.

Gritar al mundo: "tengo ansiedad"!, la anula, la elimina, pués su fuente de poder y de energía reside precisamente en el intento infructuoso del individuo por minimizarla y rechazarla (-tratando de dar una imagen al exterior que difiere del estado real del individuo-).

Lo peor que se puede hacer en estos casos, es avergonazarse de uno mismo por tener reacciones de este tipo, algo muy frecuente, ya que muchas personas que la padecen, tienden a evaluarse y a enjuiciarse muy duramente, del tipo,"he quedado como un idiota", "menuda impresión debo haber dado", "que habrán pensado de mí", "soy un estúpido"...

Esos pensamientos, tantos los de antes (anticipatorios), como los de después (post-factum), son los que utiliza el trastorno (la ansiedad) para dominar, manipular y poseer a su huesped.

De modo que la solución pasa por reconocerla y aceptarla, saber que forma parte de uno mismo y así darla a conocer al mundo, siendo conscientes que su naturaleza potencialmente dañina, reside en uno mismo, pues no es más que la poyección aumentada de los propios temores, demonios y fantasmas universales que residen en el alma humana.
 
Fdo.
Ignacio González Sarrió.
Psicólogo. Psicoterapeuta y Perito Forense.
Colegiado en Valencia.

jueves, 7 de marzo de 2013

PERITO PSICÓLOGO EN VALENCIA PARA CASOS DE LITIGIO POR GUARDIA Y CUSTODIA COMPARTIDA.

PsicÓlogo para padres/madres que/o que les solicitan custodia compartida psicólogo, 15 años de experiencia en clínica (niños y adultos). perito psicólogo en casos de litigio por custodia de los hijos. ofrezco asesoramiento a abogados y clientes para afrontar con Éxito las pruebas y entrevistas periciales psicolÓgicas de los gabinetes psicosociales de los juzgados. también otros litigios, preparando entrevista, etc.

Ignacio González Sarrió.
Psicólogo. Psicoterapeuta y perito Forense.
grupopsico@cop.es
http://psicolegalyforense.blogspot.com
696102043.
Colegiado en Valencia.

lunes, 4 de marzo de 2013

LA COMUNICACIÓN DISFUNCIONAL EN LA FAMILIA.

LA COMUNICACIÓN DISFUNCIONAL EN LA FAMILIA Y EL DESARROLLO DEL ROL DE ENFERMO EN EL HIJO.
 
Cuando un mensaje resulta incongruente se le conoce como de doble nivel, es decir, verbalmente quiere decir una cosa (explícitamente), pero gestualmente quiere decir lo contrario (implícitamente). En los niños este tipo de comunicación de doble nivel puede dar lugar a lo que se conoce como doble vínculo.
 
Condiciones presentes para que un niño desarrolle un doble vínculo:
1º. Es necesario que el niño esté expuesto a mensajes de doble nivel, de forma repetida y durante un largo tiempo.
2º. Dichos mensajes deben provenir de personas que para él signifiquen "superviviencia".
3º. El niño debe ser o estar condicionado desde edad  temprana a no preguntar: ¿Quisiste decir esto o aquello? y a aceptar los mensajes conflictivos de los padres aunque sean imposibles de comprender. 
 
El niño tiene que enfrentarse a la imposible tarea de traducir dichos mensajes y convertirlos en su forma de comportarse.
 
Ejemplo de mensajes contradictorios: "un padre dice a su hijo que no debe desafiarlo, pero a la vez se queja de que el chico no se enfrenta a él como un hombre".
 
Amenazas vitales para el niño frente al doble vínculo y los mensajes contradictorios.
 
- Dependencia: porque si obedece a un nivel de significado, desobedece al otro, de manera continua provoca rechazo de sus padres.
- En su futuro como adulto: porque se enfretará al mundo siguiendo la pauta contradictoria y autoengañadora a la que sus padres lo han acostumbrado.
- Sentimiento de culpa: debido a que el conflicto en los mensajes es´ta escondido, y el niño ha aprendidido a "no verlo" como el origen de su perturbación, el chico vuelve la culpa contra sí mismo ( en lo que los padres están de acuerdo, ya que ellos tampoco puede "ver" objetivamente esta situación). El niño dice: "Nunca puedo hacer las cosas bien porque soy malo".
- Por otra parte, y a un nivel encubierto, el niño se da cuenta de la situación en que lo han colocado. Como último recurso, llega a responder él mismo de forma encubierta, y utiliza el lenguaje de la protesta disfrazada que la sociedad denomina conducta "loca" o "enferma".
 
Este tipo de conducta desviada o disfuncional cumple así un objetivo, una función; de forma que para los conyuges y la propia familia es una conducta funcional, es decir, sirve para mantener la homeostasis familiar (equilibrio) y por tanto es alimentada, comprendida y justificada por todos sus miembros.
 
Ignacio González Sarrió.
Psicólogo. Psicoterapeuta y Perito Forense.
Colegiado en Valencia.
grupopsico@cop.es
http://psicolegalyforense.blogspot.com
 

sábado, 23 de febrero de 2013

DIFERENCIAS ENTRE LOS CONCEPTOS DE PERSONALIDAD, CARÁCTER, INTELECTO Y FÍSICO.

La Personalidad se define, según Eysenck, como "una organización más o menos estable y duradera del carácter, temperamento, intelecto y físico de una persona, que determina su adaptación única al medio ambiente en el que vive".

EL Carácter; hace referencia a la mayor o menor estabilidad (solidez, consistencia y duración) del "comportamiento conativo" de una persona (voluntad).

El Temperamento; se refiere a la mayor o menor estabilidad del "comportamiento afectivo" de una persona (emoción).

El Intelecto; se refiere a la mayor o menor estabilidad del "comportamiento cognitivo" (inteligencia).

El Físico; hace referncia a la configuración corporal y a la dotación neuroendocrina.

Fdo.
Ignacio González Sarrió.
Psicólogo. Psicoterapeuta y Perito Forense.
grupopsico@cop.es
http://psicolegalyforense.blogspot.com

viernes, 22 de febrero de 2013

LA AUTOCRÍTICA: ¿un valor o una limitación?.

Saber parar y recapacitar sobre cómo hemos actuado, valorando el grado de responsabilidad de nuestras acciones, es un signo de madurez mental.
De hecho, este análisis introspectivo acerca de uno mismo, supone una “Meta-cognición”; un proceso de valoración de nuestra manera de pensar, sentir y actuar, pero no solo desde una perspectiva “egocentrista” sino desde la perspectiva del otro, de los demás. La autocrítica supone ir más allá de las propias necesidades, supone comprender las necesidades del otro, su punto de vista, supone, al fin y al cabo, “empatizar”.
Por supuesto, hablamos de una “autocrítica sincera y constructiva”, no una actitud manipuladora y cosmética de intenciones egocéntricas, no hay que olvidar que muchas veces los manipuladores copian las acciones y sentimientos de forma casi perfecta, pero carecen de intención auténtica, solo buscan conseguir sus intereses a través de la manipulación emocional.
Así pues, la autocrítica sincera es propia de "personas que asumen que pueden estar en un error" o si se prefiere, que pueden haber pasado por alto otros puntos de vista y no haber tenido en consideración la opinión y los sentimientos de los demás. Esta actitud, sin duda constructiva, analítica y profunda no debe dañar en absoluto la autoestima ni la seguridad de la persona que la ejerce, todo lo contrario; le fortalece, dado que supone la incorporación de nuevos “mecanismos de análisis, procesamiento y tratamiento de la información” y tiene como consecuencia el cuestionamiento de esquemas y estructuras cognitivas que pueden estar obstaculizando el “crecimiento personal”.
Quien no se cuestiona nunca a sí mismo; quien siempre pone en tela de juicio la actuación de los demás pero nunca la suya propia; quien siempre cree tener la razón; quien considera que asumir un error, una carencia, una limitación, es signo de debilidad; quien considera las relaciones interpersonales como un intercambio donde se gana o se pierde; está destinado a permanecer encerrado en sí mismo, limitado por sus propias creencias, amarrado a sus limitaciones y encadenado a su prepotencia.
Podrá triunfar en la vida, ser un gran profesional, ser temido por sus subordinados e incluso –si es muy hábil socialmente- respetado por sus semejantes, pero nunca alcanzará el cariño de estos, ni será jamás una persona feliz.
 
Ignacio González Sarrió.
Psicólogo. Psicoterapeuta y Perito Forense.
Colegiado en Valencia.
http://psicolegalyforense.blogspot.com