DEPENDENCIA EMOCIONAL. ¿Qué es?
de Ignacio González
Sarrió.
¿Alguna vez has conocido a alguien que solo tiene palabras para hablar de
su relación?, ¿del miedo a perderla?, ¿alguna vez vez has conocido a alguien que
tras romper con su pareja se sumerge en una terrible y profunda depresión y
angustia de la que solo sale cuando inicia otra relación?, si es así,
estás ante un caso de dependencia emocional.
Las personas que lo sufren, viven con la angustia de ser abandonadas, constantemente creen que su pareja les va a dejar y les someten a continuos interrogatorios a cerca de la veracidad y autenticidad de su amor, llegan a un punto en el que la otra persona ya no sabe que hacer y en la mayoría de los casos terminan (la persona no dependiente) por poner fín a esa relación angustiante. un claro ejemplo de "profecía autocumplida".
Es tal la angustia de estas personas de ser abandonadas por sus parejas, que son incapaces de pensar o interesarse por otra cosa que no sea el objeto de su angustía, no pueden disfrutar de la vida, de los amigos, de una conversación.....no pueden trabajar, hacer deporte o estudiar y en los momentos más agudos dejan de comer y de dormir.
En estos estados de máxima ansiedad, pueden ser presas de ataques de pánico, fóbia social, además de la angustía libre flotante o ansiedad generalizada.
Sus procesos cognitivos y perceptivos superiores se ven fuertemente alterados, la atención, la memoria, el aprendizaje, el lenguaje y en general el pensamiento, dejan de funcionar con normalidad, presentandose lapsus, lagunas, déficits y alteraciones de distinto tipo, grado y naturaleza.
El rictus de la persona expresa un profundo padecer, miedo y angustía fruto de afectación nerviosa que padecen, tiene cara de pena.
En muchos casos pueden llegar al suicidio, sobretodo cuando la angustia alcanza límites insoportables.
Pero, ¿dónde está el origen de semejante alteración?. El origen lo encontramos como siempre en la infancia, suelen haber sido niños cuyos padres desarrollaron con ellos un vínculo ambivalente, "hoy te digo que te quiero y que eres muy bueno, mañana que eres insoportable y que te voy allevar con tu abuela", o que han visto amenazada su "autoestima" a través de cambios repentinos e inexperados en la reacción de sus padres respecto a ellos mismos y su conducta, es decir, que sin mediar causa alguna y frente a comportamientos inofensivos o neutros de los menores, los padres reaccionan de manera desproporcionada y repentina contra la valia personal del hijo, atacando y criticando no ya el hecho o conducta en sí misma, sino la intención de la persona y su capacidad de actuar.
Estos niños, crecen perdidos en lo emocional, sin un refernte afectivo seguro y solos en su caos. Constantemente se culpan de los errores que les atribuyen los demás y van interiorizando un autoconcepto de sí mismos muy negativo en el que la incapacidad, la falta de valía y la inseguridad son sus referentes emocionales.
Este retrato o perfil psicoemocional va perpetuándose a medida que el niño crece, se va consolidando y va dejando un rastro de experiencias que se suman al carro de las vivencias desagradables del individuo.
En la adolescencia, aparecen los primeros brotes de ansiedad y depresión y las primeras conductas de abuso de substancias, bajo rendimiento escolar, fracaso académico, dificultades de adaptación, problemas con sus iguales....etc.
Desde ese momento y hasta la edad adulta, la persona se ve apoderada de un sentimiento profundo y constante de soledad que tratará de mitigar con la búsqueda del amor incondicional. Buscará una persona que le pueda dar esa seguridad de la que carece, arrancarle ese miedo a la vida que le incapacita como ser humano, pero solo hará que trasladar sus angustias y sus temores a la relación y a la persona "mal amada".
Así, pasará de una relación a otra, en un bucle sin fín, en una carrera desenfrenada y loca por escapar de sus miedos, de esquivar a sus pesadillas.....de huir de sí mismo. No lo conseguirá jamás!!.
Finalmente, es tal el deterioro de la persona y de su integridad psíquica, que se llega a un estado en el que la psique se diluye con el exterior, perdiéndose los límites de uno mismo, confundiéndose con el exterior, con el otro...de ahí la frase: "no se quién soy ni lo que quiero...", este es un fenómeno de despersonalización muy angustiante y peligroso que puede dar lugar a un brote psicótico o a un estado delirante.
Junto a la despersonalización,- en la que el individuo siente como si lo que estuviera viviendo en realidad lo estuviera viviendo otro-, se produce la desrealización, fenomeno por el cual la persona siente como si nada fuese real, como si estuviera pero no estuviera al mismo tiempo, como si lo que vivenciase fuera un sueño...pero esto ya son estados muy agudos.
Decir que, además, es un trastorno muy mal visto, ya que la gente se cansa de ellos y los considera personas sin fuerza de voluntad...no es así, solo que no pueden ni saben actuar, sentir y pensar de otra manera....
Las personas que lo sufren, viven con la angustia de ser abandonadas, constantemente creen que su pareja les va a dejar y les someten a continuos interrogatorios a cerca de la veracidad y autenticidad de su amor, llegan a un punto en el que la otra persona ya no sabe que hacer y en la mayoría de los casos terminan (la persona no dependiente) por poner fín a esa relación angustiante. un claro ejemplo de "profecía autocumplida".
Es tal la angustia de estas personas de ser abandonadas por sus parejas, que son incapaces de pensar o interesarse por otra cosa que no sea el objeto de su angustía, no pueden disfrutar de la vida, de los amigos, de una conversación.....no pueden trabajar, hacer deporte o estudiar y en los momentos más agudos dejan de comer y de dormir.
En estos estados de máxima ansiedad, pueden ser presas de ataques de pánico, fóbia social, además de la angustía libre flotante o ansiedad generalizada.
Sus procesos cognitivos y perceptivos superiores se ven fuertemente alterados, la atención, la memoria, el aprendizaje, el lenguaje y en general el pensamiento, dejan de funcionar con normalidad, presentandose lapsus, lagunas, déficits y alteraciones de distinto tipo, grado y naturaleza.
El rictus de la persona expresa un profundo padecer, miedo y angustía fruto de afectación nerviosa que padecen, tiene cara de pena.
En muchos casos pueden llegar al suicidio, sobretodo cuando la angustia alcanza límites insoportables.
Pero, ¿dónde está el origen de semejante alteración?. El origen lo encontramos como siempre en la infancia, suelen haber sido niños cuyos padres desarrollaron con ellos un vínculo ambivalente, "hoy te digo que te quiero y que eres muy bueno, mañana que eres insoportable y que te voy allevar con tu abuela", o que han visto amenazada su "autoestima" a través de cambios repentinos e inexperados en la reacción de sus padres respecto a ellos mismos y su conducta, es decir, que sin mediar causa alguna y frente a comportamientos inofensivos o neutros de los menores, los padres reaccionan de manera desproporcionada y repentina contra la valia personal del hijo, atacando y criticando no ya el hecho o conducta en sí misma, sino la intención de la persona y su capacidad de actuar.
Estos niños, crecen perdidos en lo emocional, sin un refernte afectivo seguro y solos en su caos. Constantemente se culpan de los errores que les atribuyen los demás y van interiorizando un autoconcepto de sí mismos muy negativo en el que la incapacidad, la falta de valía y la inseguridad son sus referentes emocionales.
Este retrato o perfil psicoemocional va perpetuándose a medida que el niño crece, se va consolidando y va dejando un rastro de experiencias que se suman al carro de las vivencias desagradables del individuo.
En la adolescencia, aparecen los primeros brotes de ansiedad y depresión y las primeras conductas de abuso de substancias, bajo rendimiento escolar, fracaso académico, dificultades de adaptación, problemas con sus iguales....etc.
Desde ese momento y hasta la edad adulta, la persona se ve apoderada de un sentimiento profundo y constante de soledad que tratará de mitigar con la búsqueda del amor incondicional. Buscará una persona que le pueda dar esa seguridad de la que carece, arrancarle ese miedo a la vida que le incapacita como ser humano, pero solo hará que trasladar sus angustias y sus temores a la relación y a la persona "mal amada".
Así, pasará de una relación a otra, en un bucle sin fín, en una carrera desenfrenada y loca por escapar de sus miedos, de esquivar a sus pesadillas.....de huir de sí mismo. No lo conseguirá jamás!!.
Finalmente, es tal el deterioro de la persona y de su integridad psíquica, que se llega a un estado en el que la psique se diluye con el exterior, perdiéndose los límites de uno mismo, confundiéndose con el exterior, con el otro...de ahí la frase: "no se quién soy ni lo que quiero...", este es un fenómeno de despersonalización muy angustiante y peligroso que puede dar lugar a un brote psicótico o a un estado delirante.
Junto a la despersonalización,- en la que el individuo siente como si lo que estuviera viviendo en realidad lo estuviera viviendo otro-, se produce la desrealización, fenomeno por el cual la persona siente como si nada fuese real, como si estuviera pero no estuviera al mismo tiempo, como si lo que vivenciase fuera un sueño...pero esto ya son estados muy agudos.
Decir que, además, es un trastorno muy mal visto, ya que la gente se cansa de ellos y los considera personas sin fuerza de voluntad...no es así, solo que no pueden ni saben actuar, sentir y pensar de otra manera....
Fdo.
Ignacio González Sarrió.
Psicólogo. Psicoterapeuta y Perito Forense.
No hay comentarios:
Publicar un comentario